Diario de un olvidista nos muestra el 1978, año en que las Brigadas Rojas italianas secuestraron al líder democristiano Aldo Moro. Fueron días aciagos para la nación italiana: el Papa Pablo VI imploró, la ONU y un sinfín de actores estaban en vilo mientras aparecían cartas de Aldo Moro y comunicados de las Brigadas. El país discutía el fin, los medios. Y subyacían otro tipo de interrogantes: ¿cuál es la intimidad del debate? ¿Las acciones son premeditadas, se gobiernan solas? ¿Puede transformarse un movimiento, quién lo transforma? Éstas son, precisamente, las preguntas aquí latentes. Esta novela, basada en las cartas de Moro, crea una realidad (quizás mexicana) post revolucionaria para plantear la transformación de una utopía. Las encrucijadas morales de quienes la defienden o atacan probablemente sean las mismas.