El protagonista de El camino hambriento, Azaro, vive con sus padres en un gueto nigeriano donde la especulación es constante; esto, hasta que su padre decide convertirse en boxeador y luego en político mientras la supervivencia del día a día se transforma en un sistema lleno de valores extraños. Azaro, por su parte, vive un paralelo, ya que también es un abiku, un niño-espíritu que está entre dos mundos que lo jalan, el real y el espiritual. Este hecho tiene marcada a su familia y a él mismo, ya que algunos consideran que un niño así es de mala suerte, y otros de buena. De tal forma que Azaro tiene que definirse; y para esto experimenta una ambigüedad permanente, una dualidad que en el fondo alude a la sociedad nigeriana. A través del mito épico nigeriano del abiku, Okri dibuja un contexto caricaturesco, ironiza la condición humana, hecha de constantes ires y venires, y reflexiona en torno a los valores de una sociedad cambiante. Este libro fue merecedor del Booker Prize.