Coney Island, la Toscana, los fumaderos de opio de Chinatown, un bar del madrileño barrio de Cuatro Caminos durante la guerra civil o la gasolinera donde un anciano negro y ciego se gana la vida recitando la Biblia de memoria son algunos de los escenarios en lo que transcurre "Llámame Brooklyn". Los distintos puntos de fuga remiten incesantemente a un bar de marineros donde los dos narradores van dando forma a una novela que es un canto al misterio y al poder de la palabra escrita.