Entre un padre y un hijo suele haber una observación distante, recíproca pero no simultánea; un espejo cuya imagen, con el tiempo, se borra para develar otra nueva. Así, Mauro Libertella escribe sobre la muerte y recta final de la vida de su padre, uno de los autores de la “ficción crítica” argentina, Héctor Libertella (La arquitectura del fantasma), e inevitablemente escribe sobre sí mismo. En esta obra, avasalladora por la concentración emocional y racional en la que se mantiene, un narrador (el hijo) nace al ver partir a otro (al padre), un movimiento literario-filial que hace pensar en Paul Auster o Philip Roth.