“Hay tanta podredumbre en el hecho de ser hombre.
También tanta pujanza, tanta voluntad, tantas ganas
de vivir”, escribe Eusebio Ruvalcaba en Una cerveza
de nombre Derrota, libro en que se condensa esa
forma de belleza que surge de la tragedia humana,
el desacuerdo esencial ante la serie de imposiciones
falaces que es la existencia.
Relatos, antiensayos, crónicas y otras provocaciones
integran este libro cuya finalidad es llevarnos la contra,
convencernos de que nuestras mínimas certidumbres
nada son en el tumultuoso espejo de lo cotidiano,
donde recalcitran los extremos de la desolación y la
decadencia. En ellos se respira un distanciamiento con
los paradigmas que marcan el diario transcurrir de
hombres y mujeres, pero hay también un encomio a lo
que otorga legitimación al acto heroico de vivir, así
como una reconciliación con la esperanza.
Testimonios de sí mismo, frutos que caen del ramaje
terrenal de su autor, los textos que integran este libro
son trémulos rehiletes que giran incesantes en los
límites de la condición humana. -Víctor Armando Cruz Chávez