Si de ningún viaje se vuelve, ¿a dónde se llega? Leer a Adalber Salas Hernández es caminar sobre una línea (aunque “prefiera llamarse horizonte / tránsito / olvido”) que cambia constantemente de lugar. Los poemas aquí reunidos nos ofrecen una visión tanto de la vida como del lenguaje en que la norma, la realidad, es el limbo: es lo extranjero, lo exiliado, lo suturado, lo vivido para despedirse de él. Pero el recorrido, lejos de ser jamás una marcha fúnebre, es un baile. A veces cómico, a veces elegíaco, a veces lírico, tan lúdicamente íntimo como una conversación escuchada al pasar. De ningún viaje se vuelve es una celebración incluso de lo que se pierde.
Robin Myers