“Cuando era niño, por extraño que suene, a nadie le importaba ver una película desde el comienzo. Se llegaba al cine a cualquier hora, con la película empezada, se iba descubriendo como se podía la trama, veíase el final, y luego del intermedio, venía el comienzo. –Aquí llegamos –era la frase ritual que identificaba el momento de la llegada”, recuerda Hugo Hiriart, en uno de los breves y deliciosos ensayos –o tal vez fábulas– de que está compuesto este libro que se puede comenzar a leer en cualquier momento, en cualquier página, con cualquier ánimo.